Los contratos a plazo y los contratos de futuros son instrumentos financieros que permiten a los participantes en el mercado compensar o asumir el riesgo de una variación del precio de un activo a lo largo del tiempo.
Sin embargo, un contrato de futuros se diferencia de un contrato a plazo en dos aspectos importantes. En primer lugar, un contrato de futuros es un acuerdo jurídicamente vinculante para comprar o vender un activo estandarizado en una fecha concreta o durante un mes determinado. En segundo lugar, esta transacción se facilita a través de una bolsa de futuros.
El hecho de que los contratos de futuro estén estandarizados garantizando la cantidad y la calidad del producto para todos los participantes y que se negocien en bolsa, lo que elimina el riesgo de contrapartida, hace que estos instrumentos sean indispensables para los productores de materias primas, los consumidores, los comerciantes y los inversores.
Un contrato de futuros negociado en bolsa especifica la calidad, la cantidad y el tiempo de entrega física y la ubicación del producto en cuestión. Este producto puede ser una mercancía agrícola como 5.000 fanegas de maíz que se entregarán en el mes de marzo. O puede ser un activo financiero, como el valor en dólares de 62.500 libras esterlinas en el mes de diciembre.
Las especificaciones del contrato son las mismas para todos los participantes. Esta característica de los contratos de futuros permite a un comprador o a un vendedor transferir fácilmente la propiedad del contrato a otra parte mediante una operación. Dada la estandarización de las especificaciones contractuales, la única variable del contrato es el precio. El precio se descubre a través de la oferta y la demanda, también conocidas como cotizaciones, hasta que se produce una coincidencia o un intercambio.
Los contratos de futuros son productos creados por bolsas de valores reguladas. Por lo tanto, la bolsa es la responsable de estandarizar las especificaciones de cada contrato.
El intercambio también garantiza que el contrato se cumplirá. Todos los contratos de futuros negociados en bolsa se compensan de forma centralizada. Esto significa que cuando se compra o se vende un contrato de futuros, la bolsa se convierte en el comprador de todo vendedor y en el vendedor de todo comprador. Esto, en gran medida, reduce el riesgo de crédito asociado al incumplimiento de un solo comprador o vendedor.
La bolsa elimina así el riesgo de contraparte y, a diferencia de un mercado de contratos a plazo, proporciona anonimato a los participantes en el mercado de futuros.
Al reunir a compradores y vendedores de confianza en la misma plataforma de negociación, la bolsa permite a los participantes entrar y salir del mercado con facilidad, lo que hace que los mercados de futuros tengan una gran liquidez y sean óptimos para la determinación de precios.