Acciones: Comparación del Russell 2000 contra el S&P 500®

  • 11 Oct 2017
  • By Erik Norland

Desde que el Russell 2000 comenzó a dar seguimiento al rendimiento de acciones de baja capitalización en 1979, el índice ha igualado ampliamente, si no es que ha excedido ligeramente, al rendimiento del más venerable índice S&P 500® de acciones de alta capitalización (Figura1).

Aunque el rendimiento total de los dos índices ha sido similar y su correlación generalmente alta (0.8 en promedio; variando de 0.6 a 0.96 en una base renovable a un año), los mismos se han separado significativamente en ocasiones.  (Figura 2). 

Figura 1: 38 años de rendimiento de baja capitalización contra alta capitalización.

Figura 2: Alta y baja rentabilidad de acciones de baja capitalización desde 1979.

  1. 1979-1983: El Russell 2000 sobrepasó al S&P 500® por 80% durante un periodo de extrema turbulencia económica con inflación de dos dígitos, tasas de interés de dos dígitos y recesiones consecutivas de enero a junio de 1980 y de agosto de 1981 a diciembre de 1982.  En ese momento los inversionistas consideraron que las compañías más pequeñas sortearon el entorno más ágilmente que las más grandes.
  2. 1983-1990: durante la larga expansión económica en los años ochenta, las acciones de alta capitalización rebotaron, dejando muy atrás a las acciones de baja capitalización.  Durante este periodo de mayor certeza económica, el S&P 500® sobrepasó al Russell 2000 por 91%, recuperando con creces su periodo de baja rentabilidad de 1979 a 1983.
  3. 1990-1994: durante la recesión de 1990 a 1991 y su periodo subsiguiente, las acciones de baja capitalización sobrepasaron de nuevo al S&P 500® por casi 50%.
  4. 1994-1999: durante la etapa más fuerte de la expansión de los años noventa, las acciones de alta capitalización del S&P 500® sobrepasaron de nuevo a las acciones de baja capitalización del Russell 2000 justo como lo habían hecho durante el boom de los años ochenta.  Esta vez el S&P 500® sobrepasó al Russell 2000 por 93% durante cinco años.
  5. 1999-2014: en una nueva era de turbulencia (ruina tecnológica, 9/11, guerras de Afganistán e Irak, burbuja hipotecaria, crisis económica y flexibilización cuantitativa), las acciones de baja capitalización sobrepasaron rápidamente de nuevo a las de alta capitalización, con el Russell 2000 aplastando al S&P 500 por 114%.

Desde principios de 2014 mientras se desarrollaba la expansión económica, el S&P 500® comenzó a sobrepasar una vez más al Russell 2000, ganando alrededor de 10%.  Durante este tiempo, la correlación entre los dos índices ha regresado de nuevo a su promedio a largo plazo de 0.8 (Figura 3) y el Russell 2000 permaneció más volátil que el S&P 500®, como lo ha hecho la mayor parte del tiempo desde principios del siglo.

Figura 3: Correlaciones históricas altamente positivas y razonablemente estables.

El hecho de una correlación alta entre las acciones de baja y alta capitalización es probablemente un poco frustrante para los administradores de inversiones exclusivamente a largo plazo ya que limita los beneficios de la diversificación.  En contraste, para los administradores a largo/corto plazo, la fuerte correlación abre las posibilidades de beneficiarse de las fuertes tendencias en el rendimiento relativo de los dos índices, así como de los riesgos significativos, en caso de quedar atrapados en el lado incorrecto de la operación.

Todo esto genera la siguiente pregunta: ¿el S&P 500® continuará su alta rentabilidad posterior al 2014 o el Russell 2000 lo sobrepasará de nuevo? El hecho de que los Estados Unidos se encuentre en la etapa final de una expansión económica, sugiere una alta rentabilidad de las acciones de alta capitalización si los inversionistas de capitales responden a las expansiones económicas tal como lo hicieron durante los años ochenta y noventa.  Lo que nos da un poco que pensar en esa evaluación es que las acciones de baja capitalización tuvieron una alta rentabilidad en la expansión económica del 2003 al 2007, lo que sin duda se quedó relativamente corto comparado con expansiones previas.

Mediciones de valuación tales como la proporción precio/ganancias (visto aquí como su inverso, el rendimiento de ganancias), la proporción precio/ventas, la proporción precio/valor contable y rendimientos de dividendos no ofrecen una respuesta congruente. Dicho eso, la primera de estas mediciones, ganancias/rendimiento, sugiere convincentemente que las acciones de alta capitalización no están sobrevaloradas frente a las de baja capitalización, como se encontraban alrededor de 1999 y 2000 cuando comenzó el periodo de 15 años de alto rendimiento de las acciones de baja capitalización (Figura 5).

Figura 4: Las acciones de baja capitalización han sido más riesgosas que las de alta capitalización desde el 2000 (pero no antes del 2000).

Figura 5: Las Ganancias/rendimiento del S&P 500® generalmente son mayores que las del Russell 2000 excepto durante finales de los noventa.

Al contrario, la brecha ganancias/rendimiento entre los dos índices es excepcionalmente amplia y podría favorecer el alto rendimiento continuo del S&P 500® sobre el Russell 2000 según entremos a lo que podrían ser las últimas etapas de una expansión económica.

Otras mediciones, como la proporción precios/ventas, sugieren lo contrario: las acciones de alta capitalización podrían estar sobrevaluadas en relación a las de baja capitalización (Figura 6).  

Figura 6: La proporción precios/ventas del S&P 500 está llegando a niveles extremos frente al Russell 2000.

La proporción precios/ventas tiene la ventaja de ser difícil de amañar: las compañías pueden maquillar los números de las ganancias mucho más fácilmente de lo que pueden maquillar las estadísticas de ingresos.  Sin embargo, la proporción precios/ventas tiene la desventaja de que no considera los márgenes de utilidades ganados en esos ingresos. Mediante esta medición, el límite entre la valuación del S&P 500® en relación al del Russell 2000 es casi tan amplio como era en 1999, cuando comenzó el largo periodo de baja rentabilidad de las acciones de alta capitalización.

Las proporciones precio/valor contable y dividendos/rendimientos no están mandando señales fuertes de una u otra manera.  Las proporciones precio/valor contable del S&P 500® se encuentran a la alza frente al Russell 2000, pero no se acercan en lo absoluto a los niveles extremos del 2000 (Figura 7).  Sin embargo, el significado de los valores contables acumulados es cuestionable y las compañías pueden alterar en todo tipo de maneras la contabilidad del valor en libros, incluyendo cómo manejan la reputación comercial de las adquisiciones y cómo consideran el valor de los activos.

Una medición de valuación que las compañías realmente no pueden alterar son los dividendos.  Simplemente pagan dividendos o no.  Algunos sectores pueden tener tendencias a pagar mayores dividendos que otros, y definitivamente los altamente capitalizados tienden a pagar más que los bajamente capitalizados, pero la brecha entre el rendimiento de dividendos del S&P 500® y el del Russell 2000 no muestra nada alarmante por el momento (Figura 8).

Figura 7: El precio contable no muestra nada alarmante en valuaciones relativas.

Figura 8: Nada inusual en la brecha de rendimientos de dividendos entre el Russell 2000 y el S&P 500®

En resumen:

  • Aunque el Russell 2000 y el S&P 500® muestran normalmente una alta correlación, pueden tener fuertes periodos de alta/baja rentabilidad entre sí.
  • Las compañías con baja capitalización normalmente sobrepasan a las de alta capitalización durante periodos de turbulencia económica (1979-1983, 1990-1994 y 1999-2014).
  • Las acciones de alta capitalización a menudo dan mayores beneficios en las últimas etapas de los mercados alcistas y durante las etapas fuertes de expansión económica.
  • Desde el 2014, el S&P 500® ha estado rebotando frente al Russell 2000.
  • Las ganancias/rendimientos sugieren que el rebote podría durar todavía más.
  • En comparación, la proporción precios/ventas sugiere que las valuaciones de acciones de alta capitalización podrían estar excedidas.

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Sobre el autor

Erik Norland es Director Ejecutivo y Economista Principal de CME Group. Él es responsable de generar análisis económico sobre los mercados financieros globales mediante la identificación de tendencias emergentes, la evaluación de factores económicos, la previsión de su impacto sobre CME Group y la estrategia comercial de la compañía, y sobre aquéllos que operan en varios mercados. También es uno de los portavoces de CME Group sobre condiciones económicas, financieras y geopolíticas globales.

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